Capilla de la Luz

Capilla de la Luz

Verbum caro factum est (Jn 1,15)… Verbum panis factum est

¡Estás por pisar tierra santa!

¿Quién es la Luz? ¡El Verbo Encarnado, es la Luz! ¡La luz, del mundo! (cf. Jn 8,12), el pequeño Jesús, que por el FIAT MIHI de su Madre se donó al mundo para salvarnos; en sentido espiritual su signo es que estas capillas sean cuna de reparación por el pecado del aborto: no solo de los niños en los vientres sino de quienes no han nacido aun al amor de Dios. Estas capillas se convierten en lugar de gestación y crecimiento, tal como un niño en el vientre de su mamá. ¡Jesús Niño, es la Luz! ¡Dios es la Luz! En esta capilla se da la mayor batalla de este siglo, la batalla en contra del aborto. Solamente descubriendo la Luz, podremos ver la oscuridad. Por eso en estas capillas, son la clara imagen de nuestras almas, templos de cristal permitiéndole al Sol de Justicia -Cristo- nos ilumine y destruya las tinieblas del error en nuestro interior.

En Domus Vitae la Capilla donde mora el Verbo Encarnado, es el corazón. Se encuentran todos los signos visibles de la espiritualidad de Domus Vitae:

Santísima Virgen: Bajo la advocación de Santa María de Guadalupe, que une a todos sus hijos en su vientre, como consagrados a Jesús en Ella. Como dijo el Concilio Vaticano II: “Ella es verdaderamente madre de los miembros de Cristo” (Lumen Gentium, 53). Es la patrona de Domus Vitae, y en su intercesión encontramos el consuelo y la fuerza para perseverar en nuestra misión.

Cruces de colores: Simbolizan a los niños abortados, estas cruces varían en tamaño según las etapas del embarazo en las que fueron víctimas del aborto, así por su ofrecimiento y su dolor la cruz es transfigurada en colores signo de las virtudes y de ellas emergen los nueve pasos del patrimonio espiritual de Domus Vitae y su itinerario formativo que otorgan la línea del caminar.

Cruzada por la Vida: Las cruces de colores también son signo El Señor nos dice: «El que quiera seguirme, niéguese así mismo abrace su cruz y sígame» (Mc 8,34), y le seguimos mediante un camino de nueve pasos que forman y sanan nuestra vida, recorriendo: El Perdón, el Inmaculado Corazón de María, el Corazón de Jesús Niño, la Amargura de la Cruz, la Eucaristía, la Dulzura de la Cruz, Abba Padre, Espíritu Santo y Cruz de Luz. Cada uno de estos pasos refleja un aspecto del camino hacia la santidad, imitando a Cristo en su niñez y en su sacrificio redentor.

Cruz de Luz: En el centro de la capilla se encuentra la Cruz de Luz, custodia solemne que irradia vida a todas las cruces mediante el «cordón umbilical» de la adoración. Esta Santa Cruz Gloriosa, nos da el llamado a ser víctimas de amor y vivir en plenitud las bodas del Cordero (Ap. 19,9). Jesús, presente en la Eucaristía, nos espera con los brazos abiertos para que, como «abejitas» a la miel, nos acerquemos a beber de su Sangre, que nos da vida eterna (Juan 6,54).

Corazón de Jesús Niño: Domus Vitae se inspira en las palabras de Jesús cuando dijo: «Si no os volvéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos» (Mateo 18,3). Nos llama a la pureza y humildad de un niño recién bautizado, entregando nuestro corazón diariamente para recibir el Suyo en la Eucaristía. De esta manera, nos convertimos en Domus, templos vivos, almas eucarísticas que adoran al Rey como un pueblo de niños (Cfr. Mt 18,3).

Descálzate: Para entrar en este templo santo, cada miembro de Domus Vitae se descalza, recordando las palabras que Dios dijo a Moisés: «No te acerques aquí; quita las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra sagrada» (Éx 3,5). Este gesto es un signo de profunda humildad, reverencia y adoración.

Postración: Es postura litúrgica como signo de adoración y penitencia a Dios. Reconociendo la presencia real de Cristo en la Eucaristía, nos abajamos ante su majestad y le adoramos con rostro en tierra, como los reyes magos, como Moisés, como Josué, como los ancianos del apocalipsis (Mt 2,11; Ex 38,8; Sl 95,10; Ap 4,10). Los invitados pueden unirse espiritualmente si no pueden realizar este gesto físicamente.

Actitud y vivencia: En esta capilla se vive y se respeta la liturgia; no con rigor sino como contacto vivo de salvación. No se permite el uso de celulares, ni se puede traer alimentos o bebidas. Al entrar y salir, se debe realizar genuflexión sencilla: con una rodilla al suelo y genuflexión profunda: con ambas rodillas si el Santísimo está expuesto, siendo así que nunca el Santísimo Sacramento puede quedar solo si está expuesto. Al salir no se le da la espalda,

Expiación y reparación: Esta capilla es un lugar de adoración y profunda expiación. Al entrar, únete a todos los niños no nacidos, a la Iglesia TriunfantePurgante y Militante, y repara por el pecado del aborto, tanto físico como espiritual, en toda la humanidad. Rezamos y ofrecemos penitencias por la erradicación del aborto y pedimos al Señor que por cada niño abortado nazca un adorador, siguiendo las palabras del Papa San Juan Pablo II, defensor incansable de la vida y la familia (Cfr. Evangelium Vitae, 58).

Corazón de Jesús Niño, séllanos con tu Divino amor y con ese eterno amor, sella a todos los niños por nacer. Amén.

SALVEMOS VIDAS. SEMBREMOS ESPERANZA. ESCUCHEMOS SUS LATIDOS.