ACERCA DE DOMUS VITAE

SOBRE DOMUS VITAE NICARAGUA


Su finalidad fundamental es la –salus animarum–, mediante la vivencia de ser el amor (Cfr. Jn 13, 34-35) y la santificación de sus miembros según su propia vocación y estado, buscando alcanzar ser constructores de la Civilización del Amor, salvaguardando la vida biológica y espiritual, desde la oración, el apostolado y la comunidad, para ser misioneros providas eucarísticos y transmisores de vida a nuestros pueblos.

Actúa en la Iglesia Arquidiocesana, comprometida a la adoración eucarística y al impulso del mensaje evangélico de modo cristocéntrico-trinitario,[1] viviendo su formación moral, cristiana e integral conforme al ejercicio propio del laicado que arraigados en el magisterio de la Iglesia y el patrimonio espiritual, viven y propagan sus cimientos en Jesús Niño en: –la Cruz, la Eucaristía y la Vida–.

«Promueve formar discípulos y misioneros que respondan a la vocación recibida y comuniquen por doquier, por desborde de gratitud y alegría, el don del encuentro con Jesucristo. No tenemos otro tesoro que este. No tenemos otra dicha ni otra prioridad que ser instrumentos del Espíritu de Dios, en la Iglesia, para que Jesucristo sea encontrado, seguido, amado, adorado, anunciado y comunicado a todos, no obstante, todas las dificultades y resistencias»[2] mientras se realizan todas aquellas actividades no previstas pero que tengan relación directa con los fines estatutarios.

Domus Vitae, vive su consagración a Santa María de Guadalupe y al Corazón de Jesús Niño y como principal y más grande amor al Santísimo Sacramento[1] «para formar al discípulo y sostener al misionero en su gran tarea, se le ofrece, además del Pan de la Palabra, el Pan de la Eucaristía como alimento indispensable para la vida del discípulo y misionero de Cristo»[2] quien se identificara por la Cruz de Domus Vitae que simbólicamente contiene los elementos del patrimonio espiritual.


[1] Cfr. Directorio General para Catequesis, 99. «La estructura interna de la catequesis, en cualquier modalidad de presentación, será siempre cristocéntrico-trinitaria: Por Cristo al Padre en el Espíritu Santo. Manteniendo así la transmisión de las enseñanzas de Jesús acerca de Dios, del hombre, de la felicidad, de la vida moral, sin permitirnos cambiar nada de su pensamiento.»
[2] Documento de Aparecida, 14.
[3] Ecclesia de Eucharistia, 25,3.: «Entre todas las devociones, ésta de adorar a Jesús sacramentado es la primera, después de los sacramentos, la más apreciada por Dios y la más útil para nosotros».
[4] Discurso Inaugural de su Santidad Benedicto XVI. 13 de mayo de 2007.

SALVEMOS VIDAS. SEMBREMOS ESPERANZA. ESCUCHEMOS SUS LATIDOS.