Cementerio En Memoria de los Niños No Nacidos
«Antes de formarte en el vientre, ya te conocía; antes de que nacieras, ya te había consagrado» (Jr 1,5). Este lugar es una ofrenda de amor por la vida al Padre, en nombre de cada bebé que ha clamado sin ser escuchado y masacrado por el nefando pecado del aborto aun en medio de tener un propósito divino. «Lo que hacéis a uno de estos pequeños, a mí me lo hacéis» (Mt 25,40) es ahí que este pecado clama al cielo como el más atroz en la humanidad; no siendo su sangre derramada en vano porque «donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia» (Rom 5,20b) y gracias a la infinita misericordia de Dios, la agonía de más de 73 millones bebés al año, 8,333 por hora y 139 por minuto de abortos este espacio se convierte en frutos de santidad futura, pues «sabemos que en todas las cosas Dios obra para el bien de los que lo aman» (Rom 8,28).
Al acoger a quien participo en el aborto cegado por el dolor y el pecado, ahora arrepentido atiende la voz del Señor cuando dijo: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso» (Mt 11,28), abriéndose así, la puerta del perdón entregando: una cruz con su placa, en memoria de aquel bebé que no recibió digna sepultura como signo de entrega, sanación y reparación. Reconocemos la intercesión de los niños no nacidos por sus padres y por toda la Iglesia Universal, por ello roguemos:
Abba Padre, Domus Vitae, como miembro de la Iglesia Católica, al atender tu Palabra cuando dices: «Abre tu boca en favor del mudo, por los derechos de todos los desvalidos» (Prv 31,8), asumimos la misión de ser la voz de los que no tienen voz y como signo: ofrecemos dos cruces con los nombres de José y María, y en ellos te entregamos Abba Padre a todos los bebés en el mundo que nunca serán recordados, ni sepultados a lo largo de la historia, te lo pedimos por los méritos de la Infancia de tu amadísimo Hijo. Que por cada niño abortado y por la Santa Crucifixión de tu Santísimo Hijo, se manifieste el triunfo de los dos Corazones de la Santísima Virgen María y Jesús Niño Verbo Encarnado en su vientre “porque la victoria que vence al mundo es nuestra fe” (1Jn 5,4). Te amo Padre.
Voz de un niño abortado: Padre, perdono a mi papá y mi mamá por mi sangre clamo por un nuevo tiempo de gracia para la conversión de mis padres y toda la humanidad para que tu pueblo, sea un pueblo de niños para ti. Amén.