Finalidades Principales

  • La finalidad fundamental es la formación de Adoradores Eucarísticos que desde la experiencia de fe en el misterio pascual de Cristo vivan los consejos evangélicos de: “Ser el amor”(1) y “Ser como niños” (2) desde la exaltación de la Cruz, la Eucaristía y la Vida, salvaguardándola del aborto físico y espiritual mediante la oración, el apostolado y la comunidad.
  • Procede en la Iglesia Arquidiocesana desde su patrimonio espiritual según lo referido en el art. 9; comprometida a la adoración eucarística y al impulso del mensaje evangélico de modo Cristo céntrico-trinitario, (3) viviendo su formación moral, cristiana e integral arraigados en la palabra de Dios, en el magisterio y la tradición de la Iglesia.
  • «Promueve formar discípulos y misioneros que respondan a la vocación recibida y comuniquen por doquier, por desborde de gratitud y alegría, el don del encuentro con Jesucristo. No tenemos otro tesoro que este. No tenemos otra dicha ni otra prioridad que ser instrumentos del Espíritu de Dios, en la Iglesia, para que Jesucristo sea encontrado, seguido, amado, adorado, anunciado y comunicado a todos, no obstante, todas las dificultades y resistencias» (4) mientras se realizan todas aquellas actividades no previstas pero que tengan relación directa con los fines estatutarios.

[1]Mt 22, 34-40. «Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a este: Amaras a tu prójimo como a ti mismo»; Cfr. Dt 6,5; Jos 22,5.

[2] Infancia Espiritual. No se trata de fomentar infantilismos ni de un llamado a la ingenuidad. No se trata de un proceso de regresión y de fijación en una etapa infantil. Sino de Acoger o recibir el Reino como un regalo extraordinario con confianza, sorpresa, esperanza, espontaneidad, alegría y agradecimiento, y dar testimonio del regalo recibido es lo que pide Jesús a sus discípulos de todos los tiempos. Cfr. Mt 18, 3-5: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe.»; Lc 9, 46-50.

[1]Mt 22, 34-40. «Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a este: Amaras a tu prójimo como a ti mismo»; Cfr. Dt 6,5; Jos 22,5.

[4] Documento de Aparecida, 14.

SALVEMOS VIDAS. SEMBREMOS ESPERANZA. ESCUCHEMOS SUS LATIDOS.