FUNDADORA
Sra. Verónica Odio
Madre de cinco grandiosos hijos, Licenciada en Administración de Empresas, defensora de la Vida, fiel a la Iglesia, mujer dispuesta a continuar buscando la voluntad de Dios, iniciadora de la obra Católica – Provida: Casa de Vida y madre espiritual de más de 4,000 niños salvados del aborto.
Primeros años de vida
Durante el embarazo de su madre, un médico le sugirió la abortara, debido que tenía matriz infantil, pero su mamá decidió no hacerlo; el Señor tenía planes para esta bebé. Pasaron los meses y la bebé esperada nace el 11 de junio de 1976 en Managua, Nicaragua y al mes siguiente fue bautizada en la Parroquia Inmaculado Corazón de María, Managua, el 19 de julio, en donde por gracia inició a ser hija de Dios. En sus primeros años de infancia, nunca le enseñaron de Dios, pero fue creciendo llena de salud, vitalidad como hija única, luego de un par de años inició a tener la mejor compañía; dos hermanos, quienes hasta el día de hoy en tantas alegrías y dificultades le han sido de gran apoyo.
Poco después inició a vivir en un entorno familiar disfuncional y difícil. Mientras vivían en Costa Rica ella sufría al ver a su mama protegerlos de las agresiones de su padre, trabajaba, luchaba y trataba de mantener el respeto para hacia su papa; Verónica no comprendía las actitudes de él, lo que provocó un gradual y creciente resentimiento.
Su tía a los trece años y por gracia de Dios le enseño a rezar el rosario, sin embargo, ella sin comprenderlo continuo con esta práctica; un llamado que fue experimentando poco a poco en su interior desde niña, a tal punto que mientras crecía iniciaba a realizarlo diariamente y en especial durante un año sin suspenderlo, no lo entendía, pero lo hacía; curiosamente esto provoco la necesidad también de asistir a misa quien se hacía acompañar por sus hermanitos.
Al tener la edad de diecisiete años regresó a Nicaragua tomando la sana decisión de dejar su casa porque tuvo un novio por el cual se produjeron algunos conflictos con su padre. Sufrió mucho, pero como fruto de ese dolor, conoció a su actual esposo y padre de sus 5 hijos. Su boda se realiza en la Parroquia de San Rafael de Escazú, Costa Rica; al estar unidos por la ley de Dios deciden vivir en Nicaragua e iniciar su familia. Al momento que iba camino a su nuevo hogar de casada, en su mente iba realizando una oración en la que le decía al Señor: “Señor quiero conocerte”, Esto bastó para iniciar poco a poco su conversión.
Meses después vivió un acontecimiento que marcaría su vida, experiencia que se da a través de una confesión en la “Parroquia Inmaculado Corazón de María”, en Managua, Nic. En donde necesitando una confesión de entre sus pecados le dice al sacerdote: “Padre siento mucho rencor contra mi papá y no lo puedo perdonar”; experimentando al recibir la absolución, que su corazón se llenaba de gozo y perdón, totalmente cambiando la forma en ver a su padre. Comprendiendo que debía darle amor sin esperar nada a cambio. Verónica aun en medio de los errores con los cuales vio crecer a su padre y lo difícil que fue para ella, supo lo que era un padre que ama, cuida y consiente.
Jesús Niño se manifiesta en su vida
Luego de tres años de casada con su esposo, vino su primer hijo. En el tiempo mientras su embarazo iba desarrollándose ella sentía que algo no estaba bien, acudiendo continuamente a ultrasonidos, que definitivamente informaban que todo marchaba correctamente. Pero en junio de 1999 nace su primer hijo teniendo por sorpresa que él bebé tenía problemas con alguno de sus órganos, tanto como en el corazón y en sus riñones, naciendo muy pequeño y frágil. Para salvarle la vida se tuvo que realizar un viaje inmediatamente al extranjero; Mientras él bebe estaba en cuidados intensivos, Verónica continuamente rezaba una oración al Niño Jesús repitiendo continuamente:
«Pedid y recibiréis, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá el camino porque el que busca encuentra… Niño amable de mi vida, consuelo de los cristianos, la gracia que necesito pongo en tus benditas manos. Tú qué sabes mis pesares pues todos te los confío da la paz a los turbados y alivio al corazón mío. Y aunque tu amor no merezco no recurriré a ti en vano pues eres Hijo de Dios y auxilio de los cristianos…»
Luego, de que todo saliera bien, regresaron a Nicaragua; sin embargo un día entre tantos su pequeño hijo inició a tener respiraciones muy rápidas por lo cual según su médico al darse esta situación podía el niño entrar en insuficiencia cardíaca, lo cual indicaba la intervención de una operación, es por ello que realizaron una visita a un cardiólogo y realizándole un ecocardiograma, al momento de revisar los resultados, el cardiólogo le informo que el niño estaba totalmente sano y que no tenía que hacerle ningún examen más, debido que su corazón estaba perfecto. Al no creer lo que el médico en Nicaragua le había dicho, fue nuevamente al extranjero; al ser atendida y luego de realizados los exámenes, el médico (que le atendió cuando viajo por primera vez) le dijo: “Señora no sé qué hizo usted, pero esto no es normal, el niño ya no necesita operación, está totalmente sano”. Milagro palpable del Niño Jesús.
Inicia a servir a los marginados
Al regresar a Nicaragua pocas semanas después, Verónica y su esposo recibieron una invitación a una comunidad de oración; finalizado el encuentro de oración, ambos recibieron una invitación a pertenecer a un grupo de parejas católicas y fue como iniciaron a caminar en el apostolado de oración, que comprendía un comedor para niños, un refugio en un hospital (para personas que no tenían apoyo mientras sus familiares estaban hospitalizados) y el que más llenaba a Verónica, era el “apostolado de visita a marginados” que consistía en salir a las calles y regiones peligrosas de Managua a altas horas de la noche, para llevar alimento, abrazos y oración, a los niños huele pega, mujeres en prostitución y homosexuales; hermanos nuestros que muchas veces están olvidados; aprendiendo a abrazarlos, sin importarle nada más que darles el amor que necesitaban, lloraba o reía con ellos.
Claridad de su misión
El momento crucial para su conversión, donde ella asegura que todo inicia, es en una evangelización en un humilde hospital en Bluefields, Nicaragua. Entrando a la habitación en donde estaba una mujer con una herida abierta llena de pus –situación impresionante- preguntaron: ¿Quién quiere besar esta llaga? A lo cual Verónica respondió: ¡Yo! Y fue cuando sin ningún asco beso aquella llaga y después de ese momento ya nunca más miro como antes, experimentando la iluminación de conciencia; con la cual queda marcada. Así llegó el día de su llamado, estando en oración en la “Capilla de Adoración Perpetua en la Parroquia Santa Martha”, una persona acercándose le dijo: “Verónica, ya es hora de iniciar tu misión”, en ese momento como si fuera una televisión en su interior vio la misión que se le era encomendada. He inmediatamente clara, comprendiendo en su interior que era la “Defensa de la Vida” en una obra que se multiplicaría como las estrellas del cielo. Así inicia en el 2005 esta hermosa obra de Casa de VIDA.