Habrá un momento en que físicamente con la mano se debe exaltar la cruz. En la Cruz, encontramos la paradoja de la debilidad que se convierte en fortaleza, la necedad que se transforma en sabiduría y el amor divino que se entrega sin medida para la redención de toda la humanidad; exaltarla diariamente aleja a los enemigos de la salvación.
+ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo N/. (decir nombre propio) como miembro de la Santa Madre Iglesia y en medio de estos tiempos de prueba para la humanidad, reconozco que, como miembro del Cuerpo místico de Cristo, Él ha entregado su vida por mí. Con el anhelo profundo de las bodas del cordero y desde mi deber de estado, acojo amado Jesús el ser intercesor, por mi sacerdocio común, por la humanidad, la erradicación del aborto, la conversión de los pecadores, la Santificación de los ministros ordenados, la multiplicación de los adoradores eucarísticos. Contemplo mi vida como un don y reconociendo que soy indigno, en este día te alabo a Ti Dios altísimo, a ti Abba Padre, a Ti Espíritu creador, a Ti Hijo de Dios por haberme llamado a tu servicio. Abro mi corazón por entero para asumir mi día (y nombrar tu servicio en tu comunidad o estado de vida) con responsabilidad, humildad y alegría, con corazón de Niño ya que “Solamente los que son como niños, entrarán en el Reino de los cielos (Mt 18,3)”, dame la gracia para esforzarme, no poniendo mi confianza en mis propias fuerzas, sino en ti Abba Padre quien me haz llamo. En este día esta formación humana y espiritual, para ser como niño, la asumo desde la cruzada por la vida, desde mi comunidad, mi vida de oración, mi apostolado por construcción del Reino de los Cielos en la tierra, por salvaguardar la vida del niño por nacer, por mi santificación desde el Corazón del Verbo Encarnado.