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PRESENTACIÓN

La Corona de Adviento, también conocida como Corona de Luces de Adviento, es un signo profundamente espiritual que expresa la alegría y la esperanza del tiempo de preparación para la celebración del nacimiento de Jesucristo. Este tiempo litúrgico nos invita a vivir con vigilancia, oración y conversión, a la espera de la venida del Salvador.

El Padre, quien escruta los corazones y conoce nuestros pensamientos más profundos (cf. 1 Samuel 16, 7), está siempre presente en nuestras vidas. Nos acompaña en el ajetreo de nuestras jornadas, cuando corremos de un lugar a otro, con apenas tiempo para detenernos. Y también está con nosotros en los momentos de soledad, de calma, o incluso en el tedio del día a día (cf. Salmo 139, 1-3). En este tiempo de Adviento, caminemos con María, quien nos enseña a reconocer la presencia de Dios en cada instante. Como ella, abramos nuestros corazones para descubrir que Cristo vive en nosotros por el don del Bautismo (cf. Romanos 6, 4), se hace realmente presente en la Santa Eucaristía (cf. Juan 6, 56), y nos rodea con su amor “Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él» (1 Juan 4, 16).

 

La Corona de Adviento se convierte en un recordatorio visible de nuestra preparación espiritual. En Domus Vitae, vivimos con el deseo vivificante de estar en un continuo Adviento, siempre a la espera del nacimiento de Cristo en cada Domus Santuario, para así prepararnos a convertirnos en un verdadero pesebre para Dios.

Rito Litúrgico para los Cuatro Domingos de Adviento

Este rito puede ser realizado tanto de manera independiente (únicamente el rito sin laudes) como dentro de la Liturgia de Laudes, integrando el significado profundo del Adviento, la espera de la venida de Cristo, y el llamado a la conversión, la esperanza y la preparación espiritual. A continuación, te presento un modelo para ambos casos, que incluye la oración para el encendido de cada vela, y la meditación sobre el Adviento y la cruz.

 

RITO DE LA CORONA DE ADVIENTO – No en Laudes

Dividir antes de iniciar cada uno de los párrafos entre los participantes del hogar.

 

Querida familia somos un Domus Santuario dentro de la Iglesia Católica Universal, nos reunimos en este tiempo de Adviento, un tiempo de espera vigilante, de preparación para recibir al Salvador. En esta Corona de Adviento, simbolizamos nuestra esperanza y nuestra fe en la venida de Cristo, quien ilumina nuestras vidas con su presencia. Cada vela que encendemos nos recuerda nuestra preparación, nuestra oración, y nuestro deseo de conversión.

+En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Señor Jesús, en este (I, II, III, IV) domingo de Adviento, venimos a Ti con corazones llenos de esperanza. Te damos gracias por tu presencia constante en nuestras vidas, incluso cuando nos sentimos perdidos o distraídos. Hoy, al encender esta vela, te pedimos que ilumines nuestro camino y nos concedas la gracia de estar atentos a tu venida, para que, como María, te recibamos con un corazón puro y preparado.

ENCENDIDO DE LA PRIMERA VELA

Cada domingo delegar a un miembro del hogar el encender la corona de adviento. Mientras se enciende la vela se realiza la siguiente oración.

Corazón de Jesús Verbo Encarnado en el vientre de nuestra Santísima Madre, queremos ser como niños, preparar nuestros corazones para que viviendo en un continuo adviento, podamos convertirnos en un pesebre para Ti. Te pedimos nazcas cada día, en cada corazón, pedimos tus prevalezcan tus latidos unidos a los nuestros. Ven Jesús a habitar en nosotros y prepararnos como familia para estar siempre en oración y así en Tu llegada, todos estemos con nuestras lámparas encendidas. Te alabamos, Señor, por la luz que has traído al mundo aun estando en el vientre de tu Santísima Madre. Que esta luz guíe nuestro Domus Santuario, Domus Vitae y a nuestra nación en un camino de conversión y preparación durante este tiempo de Adviento. Ayúdanos a vivir en la esperanza de tu venida, y a ser testigos de tu amor en este mundo.

 

Cantamos

Ven, ven, Señor, no tardes

Ven, ven, que te esperamos

Ven, ven, Señor, no tardes

Ven, pronto, Señor

 

LECTURA BIBLICA

Al iniciar la lectura decir: Lectura de San Pablo a los romanos o Lectura del libro de Santiago y al finalizar decir: Palabra de Dios y se responde:  Te alabamos Señor. Leer texto directamente de la Sagrada Escritura con respeto y decoro y al finalizar colocarla junto a la corona de adviento o en lugar cercano dedicado a la Palabra de Dios abierta. /Busca el año en que te encuentras CICLO A: 2025, 2028, 2031, 2034; CICLO B: 2026, 2029, 2032, 2035 y CICLO C: 2024, 2027, 2030, 2033

 

CICLO A

I Domingo Adviento: Romanos 13,11-14

II Domingo Adviento: Romanos 15, 4-9

III Domingo Adviento: Santiago 5, 7-10

IV Domingo Adviento: Romanos 1, 1-7

 

CICLO B

I Domingo Adviento: Corintios 1,3-9

II Domingo Adviento: Pedro 3,8-14

III Domingo Adviento: Tesalonicenses 5, 16-24

IV Domingo Adviento: Romanos 16, 25-27

 

CICLO C

I Domingo Adviento: 1 Tesalonicenses 3, 12-4;2

II Domingo Adviento: Filipenses 1, 4-11

III Domingo Adviento: Filipenses 4, 4-7

IV Domingo Adviento: Hebreos 10, 5-10

 

 ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS NIÑO VERBO ENCARNADO

Realizamos todos los miembros del hogar, juntos a coro la oración de consagración. De ser posible de rodillas. Con cruces de colores en mano a la altura del pecho y luego se exaltan por sobre la altura de la cabeza y regresan a la altura del pecho.

 

Hoy en Divina Voluntad deseamos consagrarnos al Inmaculado Corazón de María, para adentrarnos en su amor maternal y desde su corazón de Madre, consagrarnos al Sagrado Corazón de Jesús Niño en su vientre, pidiendo así la gracia de ser como niños, ya que solamente los que son como niños, entrarán en el Reino de los Cielos (cfr. Mt 18,3).

Es desde los dos Corazones unidos, por el Espíritu Santo que podremos contemplar la Cruz como la máxima expresión de amor de nuestro Señor Jesucristo, quien nos dice el que quiera seguirme, niéguese a sí mismo, ABRACE SU CRUZ Y SÍGAME (Mc 8,34). Así, pedimos la gracia de amar la Cruz, de desearla tal como un niño desea un caramelo, saborear su dulzura, recibir su luz, sus colores y enaltecerla.

 

Por eso hoy, a los pies de la Eucaristía, entregamos nuestros corazones unidos al de Jesús en la Cruz, como una ofrenda de amor por la vida, por los niños por nacer, no solo los del vientre, sino por los que no han nacido al amor de Dios; por las familias, Casa de Vida, vocaciones, religiosos, ministros ordenados, obispos, el Papa y toda la Iglesia Universal.

Para que, como niños, unidos en un ejército de amor maternal, hoy te digamos “Padre que se haga tu Divina Voluntad y no la nuestra”.

 

V/.  Corazón de Jesús Niño,

R/. séllanos con Tu divino amor

V/. y con ese eterno amor,

R/. sella a todos los niños por nacer. Amén.

 

V/. Santa María de Guadalupe, intercede por los no nacidos,

R/. y ruega por nosotros.

 

V/. San José,

R/. Ruega por nosotros.

 

V/. San Juan Pablo II,

R/. Ruega por nosotros.

 

V/. San Miguel, San Gabriel, San Rafael, Ángeles Custodios,

R/. Rueguen por Nosotros.

 

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha, se nuestro amparo, contra la perversidad y las asechanzas del Demonio, que Dios manifieste sobre él su divino poder, es nuestra humilde súplica, y tú, ¡oh! Príncipe de la milicia celestial, arroja en el infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén

 

Ángel de mi guarda dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, no me dejes solo porque sin ti me perdería y en la hora de mi muerte llévame feliz a los brazos de Jesús, José y María. Amén

 

V/. Infinitamente seas alabado.

R/. Mi Jesús Sacramentado (3 veces)

 

V/. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,

R/. Amén

¡Alabado sea Jesús Niño!

Querido hermano en Cristo, es una profunda alegría continuar nuestro caminar  en el nuevo Centro Misionero Domus Vitae, casa de Oración, casa de formación y casa comunitaria. Queremos compartir contigo como colaborador, adorador, servidor o misionero algunas disposiciones generales de convivencia para mutuamente cuidar los espacios y ambientes de este Santuario Sagrado de Vida en donde nos convoca Jesús mismo VIVO en el Santísimo Sacramento del altar.

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“MARÍA SANTÍSIMA, POR SU AMOR DE MADRE,

VENDRÁ A DAR LA PUREZA PARA LA VIDA DIARIA.”

 

+ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

ACTO DE CONTRICCIÓN

He pecado, he obrado inicuamente, alejándome de ti; he fallado en todo y no he guardado tus preceptos, no los he puesto en práctica, ni he obrado como tú me mandabas para que todo fuese bien. ¡Oh! No me desampares para siempre, por amor de tu nombre no rechaces tu alianza. No retires tu misericordia por amor de Abrahán, tu amigo; de Isaac tu siervo y de Israel tu santo, a quienes prometiste multiplicar su descendencia como las estrellas del cielo, como las arenas de las playas del mar. ¡Oh Señor! Somos el más pequeño de los pueblos y estamos humillados en toda la tierra por causa de nuestros pecados (Daniel, 9).

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Habrá un momento en que físicamente con la mano se debe exaltar la cruz. En la Cruz, encontramos la paradoja de la debilidad que se convierte en fortaleza, la necedad que se transforma en sabiduría y el amor divino que se entrega sin medida para la redención de toda la humanidad; exaltarla diariamente aleja a los enemigos de la salvación.

 

+ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Yo N/. (decir nombre propio) como miembro de la Santa Madre Iglesia y en medio de estos tiempos de prueba para la humanidad, reconozco que, como miembro del Cuerpo místico de Cristo, Él ha entregado su vida por mí. Con el anhelo profundo de las bodas del cordero y desde mi deber de estado, acojo amado Jesús el ser intercesor, por mi sacerdocio común, por la humanidad, la erradicación del aborto, la conversión de los pecadores, la Santificación de los ministros ordenados, la multiplicación de los adoradores eucarísticos. Contemplo mi vida como un don y reconociendo que soy indigno, en este día te alabo a Ti Dios altísimo, a ti Abba Padre, a Ti Espíritu creador, a Ti Hijo de Dios por haberme llamado a tu servicio. Abro mi corazón por entero para asumir mi día (y nombrar tu servicio en tu comunidad o estado de vida) con responsabilidad, humildad y alegría, con corazón de Niño ya que “Solamente los que son como niños, entrarán en el Reino de los cielos (Mt 18,3)”, dame la gracia para esforzarme, no poniendo mi confianza en mis propias fuerzas, sino en ti Abba Padre quien me haz llamo. En este día esta formación humana y espiritual, para ser como niño, la asumo desde la cruzada por la vida, desde mi comunidad, mi vida de oración, mi apostolado por construcción del Reino de los Cielos en la tierra, por salvaguardar la vida del niño por nacer, por mi santificación desde el Corazón del Verbo Encarnado.

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INDICACIONES GENERAL POSTURAS CORPORALES

EN LA SANTA EUCARISTÍA EN DOMUS VITAE

 

Según las orientaciones oficiales de la Iglesia Universal y su tradición y magisterio

«La uniformidad de las posturas, que debe ser observada por todos participantes, es signo de la unidad de los miembros de la comunidad cristiana congregados para la sagrada Liturgia: expresa y promueve, en efecto, la intención y los sentimientos de los participantes» (Instructivo Misal Romano, 42.)

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Recomendaciones Generales: En estos días, realiza estas oraciones visitando al Santísimo, recuerda prepararte mediante el Sacramento de la confesión. Pronto iniciamos iniciamos nuestra preparación.

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Historia del Tratado de la Verdadera Devoción

El Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen es, sin duda, la más excelente obra de San Luis María de Montfort. Se estima que pudo ser escrita en torno al 1712 y, años después, permaneció sepultada en el silencio de un cofre escondido en una casita de campo cercana a la capilla de San Miguel, en San Lorenzo. Fue este escondite el que protegió esta obra maestra de las embestidas de la Revolución. Al finalizar ésta, el Tratado fue llevado a la biblioteca de la Compañía de María, donde permaneció olvidado hasta 1842, comenzando a partir de entonces su divulgación.

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Somos invitados a mirar fijamente la Cruz del Señor, y a adorarlo no como signo de tortura o derrota, sino como el camino de reconciliación con Dios.

De todos los días del año, el Viernes Santo destaca por su densidad espiritual, profundidad y silencio. Definitivamente, no es un día como cualquiera. No lo es debido a lo que se celebra y recuerda. Es el día en que recordamos y celebramos la Pasión y Muerte del Señor Jesús. La muerte de Dios hecho hombre por nosotros. Aparece con fuerza el símbolo que nos identifica como cristianos: la Cruz. Pero no se trata de acordarnos de la Cruz sólo ese día, ya que ésta es una realidad que forma parte de la vida de la Iglesia y de nosotros, sus hijos.

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SALVEMOS VIDAS. SEMBREMOS ESPERANZA. ESCUCHEMOS SUS LATIDOS.