Cada niño fruto de una violación merece ser acogido con solidaridad y con amor, no como desecho para de un aborto.
Son constantes las noticias de violaciones. Se producen lejos, en guerras como la de los Balcanes o las de Africa. O cerca, por culpa de borracheras o de la prepotencia de algunos hombres que buscan el placer del modo más injusto y salvaje que uno pueda imaginar.