MONICIÓN INICIAL
Antes de iniciar tener las velas anteriores encendidas. Indicar donde están las laudes. Y distribuir a quien le corresponde encender la vela y a quien leer la oración de encendido. Leer monición antes de iniciar las laudes.
Hermanos, en este (I, II, III o IV) Domingo de Adviento, caminamos en comunión con la oración de la Iglesia, que nos invita a preparar nuestros corazones para recibir a Cristo. Al comenzar esta Liturgia de Laudes, encenderemos las luces de la Corona de Adviento, signo de nuestra esperanza y nuestro anhelo por la venida del Señor. Hoy encendemos esta vela como signo de nuestra esperanza en la llegada de Jesús. Su luz nos recuerda que Él es el faro que guía nuestros pasos, el fuego que calienta nuestros corazones y la luz que disipa toda oscuridad.
Continuar con la aclamación inicial: Señor abre mis labios. Luego continuar con el invitatorio
MOMENTO DE ENCENDIDO DE LA VELA
Al finalizar el salmo invitatorio, se lee la siguiente oración. Delegar esta oración siempre a un miembro distinto de la familia. Mientras se enciende la vela, uno reza y otro enciende la vela:
I DOMINGO ADVIENTO:
Corazón de Jesús Verbo Encarnado en el vientre de nuestra Santísima Madre, queremos ser como niños, preparar nuestros corazones para que, viviendo en un continuo adviento, podamos convertirnos en un pesebre para Ti. Te pedimos nazcas cada día, en cada corazón, pedimos prevalezcan tus latidos unidos a los nuestros. Ven Jesús a habitar en nosotros y prepararnos como familia para estar siempre en oración y así en Tu llegada, todos estemos con nuestras lámparas encendidas. En esta semana como acto concreto de mi disposición a Ti, te pido vengas a perdonar en mí, que pueda pedir perdón y perdonar con prontitud; dame la gracia de buscar el sacramento de la reconciliación.
II DOMINGO ADVIENTO:
Corazón de Jesús Niño, quiero prepararme en el seno de mi Madre María, así como Tú, que permaneciste nueve meses dentro de ella, nutriéndote y recibiendo su amor. ¡Quiero entrar a Tu Corazón desde el Corazón de Tu Madre y, unido con mi familia, a los dos corazones, nacer de nuevo al amor! Hoy enciendo esta segunda vela de Adviento: Recibe todos los rechazos y desamores, todas mis indiferencias y hazme un verdadero hijo de la luz, ¡quiero amar a Tu Hijo Jesucristo con todas mis fuerzas y ser su pesebre de paja y de luz! Te ofrezco los Santos Rosarios que rezare en esta semana para envolver a toda la humanidad y así millones nazcan a tu amor.
III DOMINGO ADVIENTO:
Corazón de Jesús Niño, quiero vivir en un continuo Adviento y ser un alma Eucarística, descubriendo la cruz bañada por Tu Sangre, ¡Oh, Cordero! Quiero ser Tu pesebre de cruz, quiero ser bañado por Tu Sangre Preciosa y de colores (virtudes), que me cubra a mí y a toda mi familia con ese amor infinito que transfigura este pesebre de cruz para que Tú habites eternamente en mí.
Mi familia es Tu seno, por ello te alabo y te entrego todo mi ser, para que estos aires de Adviento sean fuente de esperanza para la humanidad. ¡Oh Jesús, transfigura la cruz de la humanidad, haciendo de Tus pesebres, almas Eucarísticas! En esta semana te pido la gracia para visitar a un conocido u hermano enfermo y así compartir la alegría de este domingo con quien te necesita.
IV DOMINGO ADVIENTO:
Corazón de Jesús Niño aun estando en el vientre, te pedimos ser una humanidad como niños en los brazos de Tu Padre. Ser renovados por Tu Santo Espíritu y recibir la fuerza para la construcción de piedras vivas, que, unidos a los niños que han sido abortados durante este tiempo de adviento y adorándote a Ti en cada hostia que no ha sido adorada ni recibida, formemos una gran cruz, un gran pesebre de cruz llena de amor para Ti. Prepara, Jesús, nuestros corazones para que latan al unísono con el del Padre, por el Espíritu Santo.
Que, por la conmemoración de tu nacimiento sobre la familia humana, brote una lluvia de conversión que alcance a todos, y que todos vayamos hacia la luz. Tú eres, Jesús, el Logos, eres la Luz; que todos avancemos como adoradores Eucarísticos hacia la luz, dejándote nacer y permanecer en nuestro interior en cada latido, y así algún día llegar a las bodas del Cordero. Prepara a la humanidad, oh, Cristo, para ser una sola cruz de Luz contigo.
Dales vida a nuestras cruces, para que, fusionadas por el Espíritu, sean una sola cruz en Ti. En estos días antes de tu nacimiento te pido la gracia para poder realizar al menos una hora de adoración eucarística dame la gracia para no priorizar mis ocupaciones antes que a ti.
CONTINUAR COMO DE COSTUMBRE LAS LAUDES.
En este momento se entona el himno de laudes, luego los salmos como de costumbre siguiendo lo orientado en la liturgia correspondiente. Se propone este himno u el que sugiere la liturgia de las horas. / Al finalizar la oración de conclusión de laudes se realizara la oración de consagración diaria al Corazón de Jesús Verbo Encarnado.
HIMNO
Ven, ven, Señor, no tardes
Ven, ven, que te esperamos
Ven, ven, Señor, no tardes
Ven, pronto, Señor
El mundo muere de frío
El alma perdió el calor
Los hombres no son hermanos
El mundo no tiene amor.
Envuelto en sombría noche
El mundo, sin paz, no ve
Buscando va, una esperanza
Buscando, Señor, la fe.
Al mundo le falta vida
Al mundo le falta luz
Al mundo le falta el cielo
Al mundo le faltas Tú.
ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS NIÑO VERBO ENCARNADO
Luego de finalizar la oración final de Laudes se prosigue a realizar con todos los miembros del hogar, juntos a coro la oración de consagración. De ser posible de rodillas. Con cruces de colores en mano a la altura del pecho y luego se exaltan por sobre la altura de la cabeza y regresan a la altura del pecho.
Hoy en Divina Voluntad deseamos consagrarnos al Inmaculado Corazón de María, para adentrarnos en su amor maternal y desde su corazón de Madre, consagrarnos al Sagrado Corazón de Jesús Niño en su vientre, pidiendo así la gracia de ser como niños, ya que solamente los que son como niños, entrarán en el Reino de los Cielos (cfr. Mt 18,3).
Es desde los dos Corazones unidos, por el Espíritu Santo que podremos contemplar la Cruz como la máxima expresión de amor de nuestro Señor Jesucristo, quien nos dice el que quiera seguirme, niéguese a sí mismo, ABRACE SU CRUZ Y SÍGAME (Mc 8,34). Así, pedimos la gracia de amar la Cruz, de desearla tal como un niño desea un caramelo, saborear su dulzura, recibir su luz, sus colores y enaltecerla.
Por eso hoy, a los pies de la Eucaristía, entregamos nuestros corazones unidos al de Jesús en la Cruz, como una ofrenda de amor por la vida, por los niños por nacer, no solo los del vientre, sino por los que no han nacido al amor de Dios; por las familias, Casa de Vida, vocaciones, religiosos, ministros ordenados, obispos, el Papa y toda la Iglesia Universal.
Para que, como niños, unidos en un ejército de amor maternal, hoy te digamos “Padre que se haga tu Divina Voluntad y no la nuestra”.
V/. Corazón de Jesús Niño, R/. séllanos con Tu divino amor
V/. y con ese eterno amor, R/. sella a todos los niños por nacer. Amén.
V/. Santa María de Guadalupe, intercede por los no nacidos, R/. y ruega por nosotros.
V/. San José, R/. Ruega por nosotros.
V/. San Juan Pablo II, R/. Ruega por nosotros.
V/. San Miguel, San Gabriel, San Rafael, Ángeles Custodios, R/. Rueguen por Nosotros.
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha, se nuestro amparo, contra la perversidad y las asechanzas del Demonio, que Dios manifieste sobre él su divino poder, es nuestra humilde súplica, y tú, ¡oh! Príncipe de la milicia celestial, arroja en el infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén
Ángel de mi guarda dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, no me dejes solo porque sin ti me perdería y en la hora de mi muerte llévame feliz a los brazos de Jesús, José y María. Amén
V/. Infinitamente seas alabado.
R/. Mi Jesús Sacramentado (3 veces)
V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén