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Descripción del día: Recuerda vivir tu Santa Eucaristía y tu Santo Rosario diariamente. Y tus oraciones puedes realizarlas si es posible frente al Santísimo Sacramento.

Propósito del día: Haré apostolado por carta o por teléfono, por ejemplo, escribiendo a mis amistades sobre cómo me preparo a mi consagración de esclavo de amor, con la esperanza de que también ellas se animen a hacer lo mismo.

Repetir durante el día las Jaculatorias: Vengo a comunicarles una bonita noticia que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo: hoy nació para ustedes en la Ciudad de David un Salvador (Lc 2, 10-11); ¡Señor que vea! ¡Que yo te conozca! ¡Ven Espíritu Santo!  “En el nombre del padre del Hijo y del Espíritu Santo, renuncio a satanás, renuncio a sus seducciones, renuncio a sus obras. Amén”.

ORACIONES DEL DÍA:
+En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

VENI CREATOR SPIRITUS
Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fieles llena con tu divina gracia, los corazones que creaste. Tú, a quien llamamos Paráclito, don de Dios Altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción. Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú, dedo de la diestra del Padre; Tú, fiel promesa del Padre; que inspiras nuestras palabras. Ilumina nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros corazones; y, con tu perpetuo auxilio, fortalece la debilidad de nuestro cuerpo. Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, sé nuestro director y nuestro guía, para que evitemos todo mal. Por ti conozcamos al Padre, al Hijo revélanos también; Creamos en ti, su Espíritu, por los siglos de los siglos. Gloria a Dios Padre, y al Hijo que resucitó, y al Espíritu Consolador, por los siglos de los siglos. Amén.

LETANÍAS AL ESPIRITU SANTO
Señor, Ten piedad.
Cristo, Ten piedad.
Señor, Ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, Escúchanos.
Dios, Padre celestial, Ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Trinidad Santa, un solo Dios,
Espíritu, que procedes del Padre y del Hijo,
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación incubando las aguas las fecundaste,
Espíritu por cuya inspiración hablaron los santos hombres de Dios,
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas,
Espíritu que das testimonio de Cristo,
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas,
Espíritu que fecundas a María,
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe,
Espíritu de Dios que habitas en nosotros,
Espíritu de sabiduría y entendimiento,
Espíritu de consejo y fortaleza,
Espíritu de ciencia y piedad,
Espíritu de temor del Señor,
Espíritu de gracia y misericordia,
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad,
Espíritu de fe, esperanza, amor y paz,
Espíritu de humildad y castidad,
Espíritu de benignidad y mansedumbre,
Espíritu de gracia multiforme,
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios,
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables,
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma,
Espíritu en el cual renacemos,
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones,
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,
Espíritu que apareciste sobre los discípulos en forma de lenguas de fuego,
Espíritu del que los apóstoles quedaron henchidos,
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres,
Senos propicio, Perdónanos, Señor.
Senos propicio, Escuchanos, Señor.
De todo mal, Líbranos Señor.
De todo pecado,
De las tentaciones e insidias del diablo,
De toda presunción y desesperación,
De la resistencia a la verdad conocida,
De la obstinación y de la impenitencia,
De la impureza de la mente y del cuerpo,
Del espíritu de fornicación,
De todo espíritu malo,
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Por la concepción de Jesús, hecha por tu operación,
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán,
Por tu advenimiento sobre los discípulos,
En el día del juicio,
Nosotros, pecadores, te rogamos, óyenos.
Para que, así como vivimos por el Espíritu obremos también por el Espíritu,
Para que, recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos,
Para que, viviendo según el espíritu, no accedamos a los deseos de la carne,
Para que por el espíritu mortifiquemos las obras de la carne,
Para que no te contristemos a ti, Espíritu Santo de Dios,
Para que seamos solícitos en guardar la unidad de espíritu en el vínculo de la paz,
Para que no creamos a todo espíritu,
Para que sepamos discernir los espíritus, si son o no de Dios,
Para que renueves en nosotros el espíritu de rectitud,
Para que nos confirmes por tu espíritu soberano,

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten misericordia de nosotros.

Oremos: Te pedimos, Señor, que nos asista la fuerza del Espíritu Santo para que purifique convenientemente nuestros corazones y nos preserve de todo mal. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

AVE MARIS STELLA
Salve, estrella del mar, Madre santa de Dios y siempre Virgen, feliz puerta del cielo. Aceptando aquel «Ave» de la boca de Gabriel, afiánzanos en la paz al trocar el nombre de Eva. Desata las ataduras de los reos, da luz a quienes no ven, ahuyenta nuestros males, pide para nosotros todos los bienes. Muestra que eres nuestra Madre, que por ti acoja nuestras súplicas. Quien nació por nosotros, tomando el ser de ti. Virgen singular, dulce como ninguna, líbranos de la culpa, haznos dóciles y castos. Facilítanos una vida pura, prepáranos un camino seguro, para que viendo a Jesús, nos podamos alegrar para siempre contigo. Alabemos a Dios Padre, glorifiquemos a Cristo soberano y al Espíritu Santo, y demos a las Tres personas un mismo honor. Amén.

Leer el Santo Evangelio según San Lucas 2, 1-40

Del tratado de la verdadera devoción. TVD 257-259
257. Además de las prácticas exteriores de esta devoción que acabamos de exponer –no hay que omitirlas por negligencia ni desprecio, en la medida que lo permitan el estado y la condición de cada uno–, existen también prácticas interiores que tienen gran eficacia santificadora para aquellos a quienes el Espíritu Santo llama a una elevada perfección. Todo se resume en obrar siempre: por María, con María, en María y para María, a fin de obrar más perfectamente por Jesucristo, con Jesucristo, en Jesucristo y para Jesucristo.

258. Hay que realizar las propias acciones por María, es decir, es preciso obedecer en todo a María, moverse en todo a impulso del espíritu de María, que es el Santo Espíritu de Dios. Hijos de Dios son todos y sólo aquellos que se dejan llevar por el Espíritu de Dios (Rom 8,14). Los que son conducidos por el espíritu de María, son hijos de María y, por consiguiente, hijos de Dios, como ya hemos demostrado. Y, entre tantos devotos de la Santísima Virgen, sólo son verdaderos y fieles devotos suyos los que se dejan conducir por su espíritu. He dicho que el espíritu de María es el espíritu de Dios, porque Ella no se condujo jamás por su propio espíritu, sino por el espíritu de Dios, el cual se posesionó en tal forma de Ella que llegó a ser su propio espíritu. Por ello, las palabras de San Ambrosio: “More en cada uno el alma de María, para engrandecer al Señor; more en cada uno el espíritu de María, para regocijarse en Dios”. ¡Qué dichoso quien -a ejemplo del piadoso hermano jesuita Alfonso Rodríguez, muerto en olor de santidad- se halla totalmente poseído y es conducido por el espíritu de María! ¡Espíritu que es suave y fuerte, celoso y prudente, humilde e intrépido, puro y fecundo!

259. Para dejarte conducir por el espíritu de María es preciso que: 1o antes de obrar –por ejemplo, antes de orar, celebrar la misa o participar en ella, comulgar, etc.– renuncies a tu propio espíritu, a tus propias luces y voluntad. Porque las tinieblas de tu propio espíritu y la malicia de tu propia voluntad y operaciones son tales que, si las sigues, por excelentes que te parezcan, obstaculizarán al santo espíritu de María; 2o te entregues al espíritu de María para ser movilizado y conducido por él de la manera que Ella quiera. Debes abandonarte en sus manos virginales, como la herramienta en manos del obrero, como el laúd en manos de un tañedor. Tienes que perderte y abandonarte a Ella como una piedra que se arroja al mar; lo cual se hace sencillamente y en un momento con una simple mirada del espíritu, un ligero movimiento de la voluntad o pocas palabras, diciendo, por ejemplo: “¡Renuncio a mí mismo y me consagro a ti, querida Madre mía!” Y, aun cuando no sientas ninguna dulzura sensible en este acto de unión, no por ello deja de ser verdadero; igual que si dijeras -¡no lo permita Dios!- : “Me entrego al diablo”, con toda sinceridad, aunque lo digas sin inmutarte sensiblemente, pertenecerías realmente al diablo; 3o durante la acción y después de ella, renueves de tiempo en tiempo el mismo acto de ofrecimiento y unión. Y cuanto más lo repitas, más pronto te santificarás y llegarás a la unión con Jesucristo. Unión que sigue siempre a la unión con María, dado que el espíritu de María es el espíritu de Jesús.

MAGNIFICAT
+ Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos. Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su misericordia según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

Rezo del Santo Rosario correspondiente al día (Clic aquí)
Ofrecer el Santo Rosario; Rezar el Credo; Rezar los 5 misterios correspondientes al día, finalizar cada misterio con un Gloria y jaculatorias; Al finalizar el Santo Rosario rezar por las intenciones del Santo Padre, ofrecer las 3 Ave María, Gloria y la Salve por nuestra diócesis y nuestro obispo.
Finalizar con las Letanías a la Santísima Virgen: (Clic Aquí)

Oración final y ofrecimiento del día: (Clic Aquí)
+En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Descripción del día: Recuerda vivir tu Santa Eucaristía y tu Santo Rosario diariamente. Y tus oraciones puedes realizarlas si es posible frente al Santísimo Sacramento.

Propósito del día: Tendré limpia y ordenada toda mi casa y así viviré con satisfacción la presencia y la complacida mirada de mi Reina del cielo.

Repetir durante el día las Jaculatorias: ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? (Lc 1,43); ¡Señor que vea! ¡Que yo te conozca! ¡Ven Espíritu Santo! “En el nombre del padre del Hijo y del Espíritu Santo, renuncio a satanás, renuncio a sus seducciones, renuncio a sus obras. Amén”.

ORACIONES DEL DÍA:
+En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

VENI CREATOR SPIRITUS

Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fieles llena con tu divina gracia, los corazones que creaste. Tú, a quien llamamos Paráclito, don de Dios Altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción. Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú, dedo de la diestra del Padre; Tú, fiel promesa del Padre; que inspiras nuestras palabras. Ilumina nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros corazones; y, con tu perpetuo auxilio, fortalece la debilidad de nuestro cuerpo. Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, sé nuestro director y nuestro guía, para que evitemos todo mal. Por ti conozcamos al Padre, al Hijo revélanos también; Creamos en ti, su Espíritu, por los siglos de los siglos. Gloria a Dios Padre, y al Hijo que resucitó, y al Espíritu Consolador, por los siglos de los siglos. Amén.

LETANÍAS AL ESPIRITU SANTO
Señor, Ten piedad.
Cristo, Ten piedad.
Señor, Ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, Escúchanos.
Dios, Padre celestial, Ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Trinidad Santa, un solo Dios,
Espíritu, que procedes del Padre y del Hijo,
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación incubando las aguas las fecundaste,
Espíritu por cuya inspiración hablaron los santos hombres de Dios,
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas,
Espíritu que das testimonio de Cristo,
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas,
Espíritu que fecundas a María,
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe,
Espíritu de Dios que habitas en nosotros,
Espíritu de sabiduría y entendimiento,
Espíritu de consejo y fortaleza,
Espíritu de ciencia y piedad,
Espíritu de temor del Señor,
Espíritu de gracia y misericordia,
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad,
Espíritu de fe, esperanza, amor y paz,
Espíritu de humildad y castidad,
Espíritu de benignidad y mansedumbre,
Espíritu de gracia multiforme,
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios,
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables,
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma,
Espíritu en el cual renacemos,
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones,
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,
Espíritu que apareciste sobre los discípulos en forma de lenguas de fuego,
Espíritu del que los apóstoles quedaron henchidos,
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres,
Senos propicio, Perdónanos, Señor.
Senos propicio, Escuchanos, Señor.
De todo mal, Líbranos Señor.
De todo pecado,
De las tentaciones e insidias del diablo,
De toda presunción y desesperación,
De la resistencia a la verdad conocida,
De la obstinación y de la impenitencia,
De la impureza de la mente y del cuerpo,
Del espíritu de fornicación,
De todo espíritu malo,
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Por la concepción de Jesús, hecha por tu operación,
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán,
Por tu advenimiento sobre los discípulos,
En el día del juicio,
Nosotros, pecadores, te rogamos, óyenos.
Para que, así como vivimos por el Espíritu obremos también por el Espíritu,
Para que, recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos,
Para que, viviendo según el espíritu, no accedamos a los deseos de la carne,
Para que por el espíritu mortifiquemos las obras de la carne,
Para que no te contristemos a ti, Espíritu Santo de Dios,
Para que seamos solícitos en guardar la unidad de espíritu en el vínculo de la paz,
Para que no creamos a todo espíritu,
Para que sepamos discernir los espíritus, si son o no de Dios,
Para que renueves en nosotros el espíritu de rectitud,
Para que nos confirmes por tu espíritu soberano,

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten misericordia de nosotros.

Oremos: Te pedimos, Señor, que nos asista la fuerza del Espíritu Santo para que purifique convenientemente nuestros corazones y nos preserve de todo mal. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

AVE MARIS STELLA
Salve, estrella del mar, Madre santa de Dios y siempre Virgen, feliz puerta del cielo. Aceptando aquel «Ave» de la boca de Gabriel, afiánzanos en la paz al trocar el nombre de Eva. Desata las ataduras de los reos, da luz a quienes no ven, ahuyenta nuestros males, pide para nosotros todos los bienes. Muestra que eres nuestra Madre, que por ti acoja nuestras súplicas. Quien nació por nosotros, tomando el ser de ti. Virgen singular, dulce como ninguna, líbranos de la culpa, haznos dóciles y castos. Facilítanos una vida pura, prepáranos un camino seguro, para que viendo a Jesús, nos podamos alegrar para siempre contigo. Alabemos a Dios Padre, glorifiquemos a Cristo soberano y al Espíritu Santo, y demos a las Tres personas un mismo honor. Amén.

Leer el Santo Evangelio según San Lucas 1, 39-56

Del tratado de la verdadera devoción. TVD 109-110
109. La verdadera devoción a la Santísima Virgen es constante. Te consolida en el bien y hace que no abandones fácilmente las prácticas de devoción. Te anima para que puedas oponerte a lo mundano y sus costumbres y máximas; a lo carnal y sus molestias y pasiones; al diablo y sus tentaciones. De suerte que, si eres verdaderamente devoto de la Santísima Virgen, huirán de ti la veleidad, la melancolía, los escrúpulos y la cobardía. Lo que no quiere decir que no caigas algunas veces ni experimentes cambios en tu devoción sensible. Pero, si caes, te levantarás tendiendo la mano a tu bondadosa Madre; si pierdes el gusto y la devoción sensibles, no te acongojarás por ello.

Porque el justo y fiel devoto de María vive de la fe de Jesús y de María y no de los sentimientos corporales (ver Heb 10,34).

110.
Quinto, por último, la verdadera devoción a la Santísima Virgen es desinteresada. Es decir, te inspirará no buscarte a ti mismo, sino sólo a Dios en su santísima Madre. El verdadero devoto de María no sirve a esta augusta Reina por espíritu de lucro o interés ni por su propio bien temporal o eterno, corporal o espiritual, sino únicamente porque Ella merece ser servida y sólo Dios en Ella. Ama a María, pero no precisamente por los favores que recibe o espera recibir de Ella, sino porque Ella es amable. Por eso la ama con la misma fidelidad en los sinsabores y sequedades que en las dulzuras y fervores sensibles. La ama lo mismo en el Calvario que en las bodas de Caná. ¡Ah! ¡Cuán agradable y precioso es delante de Dios y de su santísima Madre el devoto de María que no se busca a sí mismo en los servicios que le presta! Pero ¡qué pocos hay así! Para que no sea tan reducido ese número, estoy escribiendo lo que durante tantos años he enseñado en mis misiones pública y privadamente con no escaso fruto.

MAGNIFICAT
+ Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos. Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su misericordia según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

Rezo del Santo Rosario correspondiente al día (Clic aquí)
Ofrecer el Santo Rosario; Rezar el Credo; Rezar los 5 misterios correspondientes al día, finalizar cada misterio con un Gloria y jaculatorias; Al finalizar el Santo Rosario rezar por las intenciones del Santo Padre, ofrecer las 3 Ave María, Gloria y la Salve por nuestra diócesis y nuestro obispo.
Finalizar con las Letanías a la Santísima Virgen: (Clic Aquí)

Oración final y ofrecimiento del día:
(Clic Aquí)

+En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

TERCERA PARTE
6 días: Para conocer a la Santísima Virgen María

“Durante esta semana se dedicarán en todas sus oraciones y obras del día a conocer a la Santísima Virgen, pidiendo estos conocimientos al Espíritu Santo. Podrán leer y meditar lo que al respecto hemos dicho. Y rezarán con ésta intención. Como en la primera semana, las Letanías del Espíritu Santo y el himno “Oh Santa María, de Mares Estrella”, además el Rosario o la cuarta parte de él.

Descripción del día: Recuerda vivir tu Santa Eucaristía y tu Santo Rosario diariamente. Y tus oraciones puedes realizarlas si es posible frente al Santísimo Sacramento.

Propósito del día:
Pondré por escrito los conceptos fundamentales de la esclavitud de amor en vista de vivirlos profundamente en todos los momentos del día de hoy.

Repetir durante el día las Jaculatorias: He aquí la esclava del Señor: hágase en mí lo que has dicho. (Lc 1,38); ¡Señor que vea! ¡Que yo te conozca! ¡Ven Espíritu Santo!  “En el nombre del padre del Hijo y del Espíritu Santo, renuncio a satanás, renuncio a sus seducciones, renuncio a sus obras. Amén”.

ORACIONES DEL DÍA:
+En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

VENI CREATOR SPIRITUS
Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fieles llena con tu divina gracia, los corazones que creaste. Tú, a quien llamamos Paráclito, don de Dios Altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción. Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú, dedo de la diestra del Padre; Tú, fiel promesa del Padre; que inspiras nuestras palabras. Ilumina nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros corazones; y, con tu perpetuo auxilio, fortalece la debilidad de nuestro cuerpo. Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, sé nuestro director y nuestro guía, para que evitemos todo mal. Por ti conozcamos al Padre, al Hijo revélanos también; Creamos en ti, su Espíritu, por los siglos de los siglos. Gloria a Dios Padre, y al Hijo que resucitó, y al Espíritu Consolador, por los siglos de los siglos. Amén.

LETANÍAS AL ESPIRITU SANTO
Señor, Ten piedad.
Cristo, Ten piedad.
Señor, Ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, Escúchanos.
Dios, Padre celestial, Ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Trinidad Santa, un solo Dios,
Espíritu, que procedes del Padre y del Hijo,
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación incubando las aguas las fecundaste,
Espíritu por cuya inspiración hablaron los santos hombres de Dios,
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas,
Espíritu que das testimonio de Cristo,
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas,
Espíritu que fecundas a María,
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe,
Espíritu de Dios que habitas en nosotros,
Espíritu de sabiduría y entendimiento,
Espíritu de consejo y fortaleza,
Espíritu de ciencia y piedad,
Espíritu de temor del Señor,
Espíritu de gracia y misericordia,
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad,
Espíritu de fe, esperanza, amor y paz,
Espíritu de humildad y castidad,
Espíritu de benignidad y mansedumbre,
Espíritu de gracia multiforme,
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios,
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables,
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma,
Espíritu en el cual renacemos,
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones,
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,
Espíritu que apareciste sobre los discípulos en forma de lenguas de fuego,
Espíritu del que los apóstoles quedaron henchidos,
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres,
Senos propicio, Perdónanos, Señor.
Senos propicio, Escuchanos, Señor.
De todo mal, Líbranos Señor.
De todo pecado,
De las tentaciones e insidias del diablo,
De toda presunción y desesperación,
De la resistencia a la verdad conocida,
De la obstinación y de la impenitencia,
De la impureza de la mente y del cuerpo,
Del espíritu de fornicación,
De todo espíritu malo,
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Por la concepción de Jesús, hecha por tu operación,
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán,
Por tu advenimiento sobre los discípulos,
En el día del juicio,
Nosotros, pecadores, te rogamos, óyenos.
Para que, así como vivimos por el Espíritu obremos también por el Espíritu,
Para que, recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos,
Para que, viviendo según el espíritu, no accedamos a los deseos de la carne,
Para que por el espíritu mortifiquemos las obras de la carne,
Para que no te contristemos a ti, Espíritu Santo de Dios,
Para que seamos solícitos en guardar la unidad de espíritu en el vínculo de la paz,
Para que no creamos a todo espíritu,
Para que sepamos discernir los espíritus, si son o no de Dios,
Para que renueves en nosotros el espíritu de rectitud,
Para que nos confirmes por tu espíritu soberano,

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten misericordia de nosotros.

Oremos:
Te pedimos, Señor, que nos asista la fuerza del Espíritu Santo para que purifique convenientemente nuestros corazones y nos preserve de todo mal. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

AVE MARIS STELLA
Salve, estrella del mar, Madre santa de Dios y siempre Virgen, feliz puerta del cielo. Aceptando aquel «Ave» de la boca de Gabriel, afiánzanos en la paz al trocar el nombre de Eva. Desata las ataduras de los reos, da luz a quienes no ven, ahuyenta nuestros males, pide para nosotros todos los bienes. Muestra que eres nuestra Madre, que por ti acoja nuestras súplicas. Quien nació por nosotros, tomando el ser de ti. Virgen singular, dulce como ninguna, líbranos de la culpa, haznos dóciles y castos. Facilítanos una vida pura, prepáranos un camino seguro, para que viendo a Jesús, nos podamos alegrar para siempre contigo. Alabemos a Dios Padre, glorifiquemos a Cristo soberano y al Espíritu Santo, y demos a las Tres personas un mismo honor. Amén.

Leer el Santo Evangelio según San Lucas 1, 26-38

Del tratado de la verdadera devoción. TVD 105 -108

105. Después de haber desenmascarado y reprobado las falsas devociones a la Santísima Virgen, conviene presentar en pocas palabras la verdadera. Esta es: 1. interior; 2. tierna; 3. santa; 4. constante; 5. desinteresada.

106. Primero, la verdadera devoción a la Santísima Virgen es interior. Es decir, procede del espíritu   del corazón, de la estima que tienes de Ella, de la alta idea que te has formado de sus grandezas y del amor que le tienes.

107. Segundo, ella es tierna, vale decir, llena de confianza en la Santísima Virgen, como la confianza del niño en su querida madre. Esta devoción hace que recurras a la Santísima Virgen en todas tus necesidades materiales y espirituales con gran sencillez, confianza y ternura, e implores la ayuda de tu bondadosa Madre en todo tiempo, lugar y circunstancia: en las dudas, para que te  esclarezca; en los extravíos, para que te convierta al buen camino; en las tentaciones, para que te sostenga; en las debilidades, para que te fortalezca; en las caídas, para que te levante; en los desalientos, para que te reanime; en los escrúpulos, para que te libre de ellos; en las cruces, afanes y contratiempos de la vida, para que te consuele. Finalmente, en todas las dificultades materiales y espirituales, María es tu recurso ordinario, sin temor de importunar a tu bondadosa Madre ni desagradar a Jesucristo.

108. Tercero, la verdadera devoción a la Santísima Virgen es santa. Es decir, te lleva a evitar el pecado e imitar las virtudes de la Santísima Virgen, y en particular su humildad profunda, su fe viva, su obediencia ciega, su oración continua, su mortificación universal, su pureza divina, su caridad ardiente, su paciencia heroica, su dulzura angelical y su sabiduría divina. Estas son las diez principales virtudes de la santísima Virgen.

MAGNIFICAT
+ Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos. Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su misericordia según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

Rezo del Santo Rosario correspondiente al día (Clic aquí)
Ofrecer el Santo Rosario; Rezar el Credo; Rezar los 5 misterios correspondientes al día, finalizar cada misterio con un Gloria y jaculatorias; Al finalizar el Santo Rosario rezar por las intenciones del Santo Padre, ofrecer las 3 Ave María, Gloria y la Salve por nuestra diócesis y nuestro obispo.
Finalizar con las Letanías a la Santísima Virgen: (Clic Aquí)

Oración final y ofrecimiento del día:
(Clic Aquí)

+En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Descripción del día: Recuerda vivir tu Santa Eucaristía y tu Santo Rosario diariamente. Y tus oraciones puedes realizarlas si es posible frente al Santísimo Sacramento.

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SEGUNDA PARTE
6 días: Para conocerme a mí mismo
“Durante esta semana se empleará todas sus oraciones y actos de piedad para pedir el conocimiento de sí mismo y la contrición de sus pecados y lo harán todo en espíritu de humildad.” Porque “Somos más soberbios que los pavos reales, más apegado a la tierra que los sapos, mas asquerosos que los machos cabrillos, más envidiosos que las serpientes, más glotones que los cerdos, mas coléricos que los tigres, más poderoso que las tortugas, más débiles que las cañas y más inconstante que las veletas (TVD, 228).

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Descripción del día: Recuerda vivir tu Santa Eucaristía y tu Santo Rosario diariamente. Y tus oraciones puedes realizarlas si es posible frente al Santísimo Sacramento.

Propósito del día:  Mortificaré mi vista y mis otros sentidos en todo lo relacionado con el sexto mandamiento, ofreciendo a Dios mis luchas contra las tentaciones de impureza por las muchas personas que en el mismo momento tengan peores tentaciones que yo, de traicionar su matrimonio o su consagración a Dios, o bien de cometer cualquier otro acto impuro.

Repetir durante el día las Jaculatorias: “No soy yo el que vive, sino que es Cristo el que vive en mí” (Gál 2,20); “Señor que vea”; “¡Que yo te conozca!”; ¡Ven Espíritu Santo!; “En el nombre del padre del Hijo y del Espíritu Santo, renuncio a satanás, renuncio a sus seducciones, renuncio a sus obras. Amén”.

ORACIONES DEL DÍA:
+En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

VENI CREATOR SPIRITUS
Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fieles llena con tu divina gracia, los corazones que creaste. Tú, a quien llamamos Paráclito, don de Dios Altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción. Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú, dedo de la diestra del Padre; Tú, fiel promesa del Padre; que inspiras nuestras palabras. Ilumina nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros corazones; y, con tu perpetuo auxilio, fortalece la debilidad de nuestro cuerpo. Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, sé nuestro director y nuestro guía, para que evitemos todo mal. Por ti conozcamos al Padre, al Hijo revélanos también; Creamos en ti, su Espíritu, por los siglos de los siglos. Gloria a Dios Padre, y al Hijo que resucitó, y al Espíritu Consolador, por los siglos de los siglos. Amén.

LETANÍAS AL ESPIRITU SANTO
Señor, Ten piedad.
Cristo, Ten piedad.
Señor, Ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, Escúchanos.
Dios, Padre celestial, Ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Trinidad Santa, un solo Dios,
Espíritu, que procedes del Padre y del Hijo,
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación incubando las aguas las fecundaste,
Espíritu por cuya inspiración hablaron los santos hombres de Dios,
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas,
Espíritu que das testimonio de Cristo,
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas,
Espíritu que fecundas a María,
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe,
Espíritu de Dios que habitas en nosotros,
Espíritu de sabiduría y entendimiento,
Espíritu de consejo y fortaleza,
Espíritu de ciencia y piedad,
Espíritu de temor del Señor,
Espíritu de gracia y misericordia,
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad,
Espíritu de fe, esperanza, amor y paz,
Espíritu de humildad y castidad,
Espíritu de benignidad y mansedumbre,
Espíritu de gracia multiforme,
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios,
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables,
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma,
Espíritu en el cual renacemos,
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones,
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,
Espíritu que apareciste sobre los discípulos en forma de lenguas de fuego,
Espíritu del que los apóstoles quedaron henchidos,
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres,

Senos propicio, Perdónanos, Señor.
Senos propicio, Escuchanos, Señor.
De todo mal, Líbranos Señor.
De todo pecado,
De las tentaciones e insidias del diablo,
De toda presunción y desesperación,
De la resistencia a la verdad conocida,
De la obstinación y de la impenitencia,
De la impureza de la mente y del cuerpo,
Del espíritu de fornicación,
De todo espíritu malo,
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Por la concepción de Jesús, hecha por tu operación,
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán,
Por tu advenimiento sobre los discípulos,
En el día del juicio,
Nosotros, pecadores, te rogamos, óyenos.
Para que, así como vivimos por el Espíritu obremos también por el Espíritu,
Para que, recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos,
Para que, viviendo según el espíritu, no accedamos a los deseos de la carne,
Para que por el espíritu mortifiquemos las obras de la carne,
Para que no te contristemos a ti, Espíritu Santo de Dios,
Para que seamos solícitos en guardar la unidad de espíritu en el vínculo de la paz,
Para que no creamos a todo espíritu,
Para que sepamos discernir los espíritus, si son o no de Dios,
Para que renueves en nosotros el espíritu de rectitud,
Para que nos confirmes por tu espíritu soberano,

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten misericordia de nosotros.

Oremos: Te pedimos, Señor, que nos asista la fuerza del Espíritu Santo para que purifique convenientemente nuestros corazones y nos preserve de todo mal. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

AVE MARIS STELLA
Salve, estrella del mar, Madre santa de Dios y siempre Virgen, feliz puerta del cielo. Aceptando aquel «Ave» de la boca de Gabriel, afiánzanos en la paz al trocar el nombre de Eva. Desata las ataduras de los reos, da luz a quienes no ven, ahuyenta nuestros males, pide para nosotros todos los bienes. Muestra que eres nuestra Madre, que por ti acoja nuestras súplicas. Quien nació por nosotros, tomando el ser de ti. Virgen singular, dulce como ninguna, líbranos de la culpa, haznos dóciles y castos. Facilítanos una vida pura, prepáranos un camino seguro, para que viendo a Jesús, nos podamos alegrar para siempre contigo. Alabemos a Dios Padre, glorifiquemos a Cristo soberano y al Espíritu Santo, y demos a las Tres personas un mismo honor. Amén.

Leer el Santo Evangelio según San Juan 2, 13-22

Del tratado de la verdadera devoción. TVD 97-100
97. Los devotos presuntuosos son pecadores aletargados en sus pasiones o amigos de lo mundano. Bajo el hermoso nombre de cristianos y devotos de la Santísima Virgen esconden el orgullo, la avaricia, la lujuria, la embriaguez, el perjurio, la maledicencia o la injusticia, etc.; duermen pacíficamente en sus costumbres perversas, sin hacerse mucha violencia para corregirse, confiados en que son devotos de la Santísima Virgen; se prometen a sí mismos que Dios les perdonará, que no morirán sin confesión ni se condenarán, porque rezan el rosario, ayunan los sábados, pertenecen a la Cofradía del Santo Rosario, a la del escapulario u otras congregaciones, llevan el hábito o la cadenilla de la Santísima Virgen, etc.

Cuando se les dice que su devoción no es sino ilusión diabólica y perniciosa presunción, capaz de llevarlos a la ruina, se resisten a creerlo. Responden que Dios es bondad y misericordia; que no nos ha creado para la perdición; que no hay hombre que no peque; que no morirán sin confesión; que basta un buen “¡Señor, pequé!” (ver 2Sam 12,13) a la hora de la muerte. Y añaden que son devotos de la Santísima Virgen, que llevan el escapulario; que todos los días rezan puntual y humildemente siete padrenuestros y avemarías en su honor y algunas veces el rosario o el oficio de la Santísima Virgen; que ayunan, etc. Para confirmar sus palabras y enceguecerse aún más, alegan algunos hechos verdaderos o falsos -poco importa- que han oído o leído, en los que se asegura que personas muertas en pecado mortal y sin confesión, gracias a que durante su vida habían rezado algunas oraciones o ejercitado algunas prácticas de devoción en honor de la Virgen, resucitaron para confesarse, o su alma permaneció milagrosamente en el cuerpo hasta que lograron confesarse, o a la hora de la muerte obtuvieron de Dios, por la misericordia de la Santísima Virgen, el perdón y la salvación. ¡Ellos esperan correr la misma suerte!

98. Nada en el cristianismo es tan perjudicial a las gentes como esta presunción diabólica. Porque ¿cómo puede alguien decir con verdad que ama y honra a la Santísima Virgen mientras con sus pecados hiere, traspasa, crucifica y ultraja despiadadamente a Jesucristo, su Hijo? Si María se obligara a salvar por su misericordia a esta clase de personas, ¡autorizaría el pecado y ayudaría a crucificar a su Hijo! Y esto, ¿quién osaría siquiera pensarlo?

99. Protesto que abusar así de la devoción a la Santísima Virgen –devoción que, después de la que se tiene a Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento, es la más santa y sólida de todas– constituye un horrible sacrilegio: el mayor y menos digno de perdón después de la comunión sacrílega.

100. Confieso que para ser verdadero devoto de la Santísima Virgen no es absolutamente necesario que seas tan santo, que llegues a evitar todo pecado, aunque esto sería lo más deseable. Pero es preciso al menos: 1o. mantenerte sinceramente resuelto a evitar, por lo menos, todo pecado mortal, que ultraja tanto a la Madre como al Hijo; 2o. Violentarte para evitar el pecado; 3o. Inscribirte en las cofradías, rezar los cinco o los quince misterios del rosario u otras oraciones, ayunar los sábados, etc.

MAGNIFICAT
+ Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos. Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

Rezo del Santo Rosario correspondiente al día (Clic aquí)
Ofrecer el Santo Rosario; Rezar el Credo; Rezar los 5 misterios correspondientes al día, finalizar cada misterio con un Gloria y jaculatorias; Al finalizar el Santo Rosario rezar por las intenciones del Santo Padre, ofrecer las 3 Ave María, Gloria y la Salve por nuestra diócesis y nuestro obispo.

Letanías a la Santísima Virgen: (Clic Aquí)
Oración final y ofrecimiento del día: (Clic Aquí)

+En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

SALVEMOS VIDAS. SEMBREMOS ESPERANZA. ESCUCHEMOS SUS LATIDOS.