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DÍA 18 – EL JOVEN RICO

Descripción del día: Recuerda vivir tu Santa Eucaristía y tu Santo Rosario diariamente. Y tus oraciones puedes realizarlas si es posible frente al Santísimo Sacramento.

Propósito del día: Por mortificación renunciaré a algo que no me es necesario y a lo cual estoy acostumbrado (cigarrillo, fruta, película, bebida, dulce, periódico…). Pondré en un sobre el dinero ahorrado, especificando que se debe emplear en favor de los más necesitados o de las vocaciones misioneras, y lo entregaré el próximo domingo durante la misa en el momento de la colecta.

Repetir durante el día las Jaculatorias: El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí…; el que no coge su cruz y me sigue, no es digno de mí. (Mt 10,38); “Señor que vea”; “¡Que yo te conozca!”; ¡Ven Espíritu Santo!;  “En el nombre del padre del Hijo y del Espíritu Santo, renuncio a satanás, renuncio a sus seducciones, renuncio a sus obras. Amén”.

ORACIONES DEL DÍA:
+En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

VENI CREATOR SPIRITUS
Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fieles llena con tu divina gracia, los corazones que creaste. Tú, a quien llamamos Paráclito, don de Dios Altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción. Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú, dedo de la diestra del Padre; Tú, fiel promesa del Padre; que inspiras nuestras palabras. Ilumina nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros corazones; y, con tu perpetuo auxilio, fortalece la debilidad de nuestro cuerpo. Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, sé nuestro director y nuestro guía, para que evitemos todo mal. Por ti conozcamos al Padre, al Hijo revélanos también; Creamos en ti, su Espíritu, por los siglos de los siglos. Gloria a Dios Padre, y al Hijo que resucitó, y al Espíritu Consolador, por los siglos de los siglos. Amén.

LETANÍAS AL ESPIRITU SANTO
Señor, Ten piedad.
Cristo, Ten piedad.
Señor, Ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, Escúchanos.
Dios, Padre celestial, Ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Trinidad Santa, un solo Dios,
Espíritu, que procedes del Padre y del Hijo,
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación incubando las aguas las fecundaste,
Espíritu por cuya inspiración hablaron los santos hombres de Dios,
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas,
Espíritu que das testimonio de Cristo,
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas,
Espíritu que fecundas a María,
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe,
Espíritu de Dios que habitas en nosotros,
Espíritu de sabiduría y entendimiento,
Espíritu de consejo y fortaleza,
Espíritu de ciencia y piedad,
Espíritu de temor del Señor,
Espíritu de gracia y misericordia,
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad,
Espíritu de fe, esperanza, amor y paz,
Espíritu de humildad y castidad,
Espíritu de benignidad y mansedumbre,
Espíritu de gracia multiforme,
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios,
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables,
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma,
Espíritu en el cual renacemos,
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones,
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,
Espíritu que apareciste sobre los discípulos en forma de lenguas de fuego,
Espíritu del que los apóstoles quedaron henchidos,
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres,

Senos propicio, Perdónanos, Señor.
Senos propicio, Escuchanos, Señor.
De todo mal, Líbranos Señor.
De todo pecado,
De las tentaciones e insidias del diablo,
De toda presunción y desesperación,
De la resistencia a la verdad conocida,
De la obstinación y de la impenitencia,
De la impureza de la mente y del cuerpo,
Del espíritu de fornicación,
De todo espíritu malo,
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Por la concepción de Jesús, hecha por tu operación,
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán,
Por tu advenimiento sobre los discípulos,
En el día del juicio,
Nosotros, pecadores, te rogamos, óyenos.
Para que, así como vivimos por el Espíritu obremos también por el Espíritu,
Para que, recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos,
Para que, viviendo según el espíritu, no accedamos a los deseos de la carne,
Para que por el espíritu mortifiquemos las obras de la carne,
Para que no te contristemos a ti, Espíritu Santo de Dios,
Para que seamos solícitos en guardar la unidad de espíritu en el vínculo de la paz,
Para que no creamos a todo espíritu,
Para que sepamos discernir los espíritus, si son o no de Dios,
Para que renueves en nosotros el espíritu de rectitud,
Para que nos confirmes por tu espíritu soberano,

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten misericordia de nosotros.

Oremos:
Te pedimos, Señor, que nos asista la fuerza del Espíritu Santo para que purifique convenientemente nuestros corazones y nos preserve de todo mal. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

AVE MARIA STELLA
Salve, estrella del mar, Madre santa de Dios y siempre Virgen, feliz puerta del cielo. Aceptando aquel «Ave» de la boca de Gabriel, afiánzanos en la paz al trocar el nombre de Eva. Desata las ataduras de los reos, da luz a quienes no ven, ahuyenta nuestros males, pide para nosotros todos los bienes. Muestra que eres nuestra Madre, que por ti acoja nuestras súplicas. Quien nació por nosotros, tomando el ser de ti. Virgen singular, dulce como ninguna, líbranos de la culpa, haznos dóciles y castos. Facilítanos una vida pura, prepáranos un camino seguro, para que viendo a Jesús, nos podamos alegrar para siempre contigo. Alabemos a Dios Padre, glorifiquemos a Cristo soberano y al Espíritu Santo, y demos a las Tres personas un mismo honor. Amén.

Leer el Santo Evangelio según San Mateo 10, 17-31

Del tratado de la verdadera devoción. TVD 131 -134
131.
Alguien puede objetar que esta devoción es nueva o sin importancia. No es nueva: los concilios, los Padres y muchos autores antiguos y modernos hablan de dicha consagración a Jesucristo o renovación de las promesas del Santo Bautismo como de una práctica antigua aconsejada por ellos a todos los cristianos. No es de poca importancia, puesto que la fuente principal de todos los desórdenes, y, por consiguiente, de la condenación de los cristianos, procede del olvido e indiferencia respecto de esta práctica.

132. Pudiera alguno decir que esta devoción nos imposibilita para socorrer a las almas de nuestros parientes, amigos y bienhechores, dado que nos hace entregar a Nuestro Señor, por manos de la Santísima Virgen, el valor de todas nuestras buenas obras, oraciones, mortificaciones y limosnas. Le respondo: Primero, que no es creíble que nuestros amigos, parientes y bienhechores salgan perjudicados porque nos entreguemos y consagremos sin reserva al servicio de Nuestro Señor y su santísima Madre. Suponerlo sería menoscabar el poder y bondad de Jesús y de María, quienes sabrán ayudar a nuestros parientes, amigos y bienhechores sea con nuestra módica renta espiritual, sea con otros medios. Segundo, que esta devoción no impide orar por los demás –vivos o difuntos, aunque la aplicación de nuestras buenas obras dependa de la voluntad de la Santísima Virgen. Al contrario, nos llevará a rogar con mayor confianza. Sucede como a la persona rica que hubiera cedido todos sus bienes a un gran príncipe para honrarlo más: ella rogaría con mayor confianza a este príncipe que dé una limosna a un amigo suyo que se la pide. El príncipe hasta se sentiría feliz de encontrar la oportunidad de manifestar su gratitud a quien se ha despojado de todo para honrarlo y se ha empobrecido para enriquecerlo. Lo mismo cabe decir de Nuestro Señor y de la Santísima Virgen, que jamás se dejarán vencer en gratitud.

133. Otro objetará tal vez: “Si doy a la Santísima Virgen todo el valor de mis acciones para que lo aplique a quien Ella quiera, ¡quizá tenga yo que padecer largo tiempo en el purgatorio!” Esta objeción proviene del amor propio y de la ignorancia que tenemos respecto a la generosidad divina y la de la Santísima Virgen. Y se destruye por sí sola. ¿Es posible, acaso, que una persona ferviente y generosa que vela con mayor empeño por los intereses de Dios que por los propios, da a Dios sin reserva cuanto posee -de suerte que ya no puede dar más: Non plus ultra-, tiene como única aspiración la gloria de Dios y el reinado de Jesucristo por medio de su santísima Madre y se sacrifica totalmente para alcanzar este fin…, será posible -repito- que persona tan noble y generosa sea más castigada en la otra vida por haber sido en ésta más generosa y desinteresada que las otras? ¡Nada de esto! El Señor y su Madre santísima -lo veremos en seguida- se mostrarán generosísimos en este mundo y en el otro, en el orden de la naturaleza, de la gracia y de la gloria, precisamente con esta persona.

134. Conviene ver ahora –con la mayor brevedad– los motivos que hablan en favor de esta devoción, los admirables efectos que produce en las almas fieles y sus principales prácticas.

MAGNIFICAT
+ Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos. Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su misericordia según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

Rezo del Santo Rosario correspondiente al día (Clic aquí)
Ofrecer el Santo Rosario; Rezar el Credo; Rezar los 5 misterios correspondientes al día, finalizar cada misterio con un Gloria y jaculatorias; Al finalizar el Santo Rosario rezar por las intenciones del Santo Padre, ofrecer las 3 Ave María, Gloria y la Salve por nuestra diócesis y nuestro obispo.

Finalizar con las Letanías a la Santísima Virgen: (Clic Aquí)
Oración final y ofrecimiento del día: (Clic Aquí)

+En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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