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LA CUARESMA TIEMPO DE OFRECIMIENTO

La cuaresma es el tiempo litúrgico que marca la Iglesia de 40 días para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Nuestro Señor Jesucristo nos invita a reflexionar de cómo hemos estado llevando nuestra vida para arrepentirnos de nuestros pecados y a cambiar algo de nosotros para ser mejores, al estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.

Este tiempo del perdón y reconciliación fraterna, es propicia para aprender a conocer y apreciar la Cruz de Jesús, ayudar a otros, mientras defendemos la dignidad de cada vida humana, comenzando con la de los no nacidos, porque ellos también viven una tormentosa cruz, al ser asesinados, sin piedad en medio de su santuario.

La Penitencia como sacramento, nos lleva a arrepentirnos de los pecados que hemos cometido, la confesión de los pecados ante el sacerdote es un elemento esencial de gratificante gracia para nuestra alma. Los que nos acercamos a este hermoso sacramento de amor, obtenemos la misericordia de Dios, el perdón de los pecados cometidos y, al mismo tiempo nos reconcilia con la Iglesia, ella es la que como madre convoca a sus hijos a vivir en el perdón moviéndonos a la conversión.

Vivamos la cuaresma con el verdadero sentido de penitencia y ayuno ofreciéndolos al Señor por nuestra conversión y la erradicación del gran pecado del Aborto.

El Ayuno consiste en la abstinencia de alimentos, sin eliminar el agua por un periodo limitado. En el tiempo de Cuaresma el ayuno es obligatorio el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, sin embargo, para aún más crecer en este tiempo todos los viernes pueden ser de gran utilidad a nuestra preparación espiritual para la pascua; porque el ayuno y la conversión son necesarios para una verdadera transformación espiritual que acerca el hombre a Dios. Ayunar significa abstenerse de algo. El hombre es él mismo solo cuando logra decirse a sí mismo: No.

El abstenerse de la comida y la bebida tienen como fin introducir en la existencia del hombre no sólo el equilibrio necesario, sino también el desprendimiento de lo que se podría definir como «actitud consumista”.

Preparemos nuestro corazón para poder vivir la Resurrección de Jesús en la gran fiesta pascual, recordando sus palabras cuando nos dijo: «Yo les aseguro que si el grano de trigo muere dará mucho fruto» (Jn 20,24), así el Señor dará muchos frutos en este camino para seguir defendiendo la vida, ofreciendo (por los no nacidos) nuestros ayunos y penitencias para que en este tiempo de cuaresma tú también con tus sacrificios seas portador de vida.

Marlene Gutiérrez

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