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DÍA 1 – LAS 8 BIENAVENTURANZAS

Descripción del día: Recuerda vivir tu Santa Eucaristía y tu Santo Rosario diariamente. Y tus oraciones puedes realizarlas si es posible frente al Santísimo Sacramento.

Propósito del día: Tratare de vivir, como María en Belén, las bienaventuranzas de la pobreza en los momentos necesario o útil para mí y para los demás.

Repetir durante el día las Jaculatorias: “Felices los pobres, porque de ellos es el Reino de Dios” (Lc 6,20); “Señor que vea”; “¡Que yo te conozca!”; ¡Ven Espíritu Santo!; “En el nombre del padre del Hijo y del Espíritu Santo, renuncio a satanás, renuncio a sus seducciones, renuncio a sus obras. Amén”.

 

ORACIONES DEL DÍA:

+En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 VENI CREATOR SPIRITUS

Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fieles llena con tu divina gracia, los corazones que creaste. Tú, a quien llamamos Paráclito, don de Dios Altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción. Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú, dedo de la diestra del Padre; Tú, fiel promesa del Padre; que inspiras nuestras palabras. Ilumina nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros corazones; y, con tu perpetuo auxilio, fortalece la debilidad de nuestro cuerpo. Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, sé nuestro director y nuestro guía, para que evitemos todo mal. Por ti conozcamos al Padre, al Hijo revélanos también; Creamos en ti, su Espíritu, por los siglos de los siglos. Gloria a Dios Padre, y al Hijo que resucitó, y al Espíritu Consolador, por los siglos de los siglos. Amén.

 

LETANÍAS AL ESPIRITU SANTO

Señor, Ten piedad.

Cristo, Ten piedad.

Señor, Ten piedad.

Cristo, óyenos.

Cristo, Escúchanos.

Dios, Padre celestial, Ten piedad de nosotros.

Dios, Hijo Redentor del mundo,

Dios, Espíritu Santo,

Trinidad Santa, un solo Dios,

Espíritu, que procedes del Padre y del Hijo,

Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación incubando las aguas las fecundaste,

Espíritu por cuya inspiración hablaron los santos hombres de Dios,

Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas,

Espíritu que das testimonio de Cristo,

Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas,

Espíritu que fecundas a María,

Espíritu del Señor que llenas todo el orbe,

Espíritu de Dios que habitas en nosotros,

Espíritu de sabiduría y entendimiento,

Espíritu de consejo y fortaleza,

Espíritu de ciencia y piedad,

Espíritu de temor del Señor,

Espíritu de gracia y misericordia,

Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad,

Espíritu de fe, esperanza, amor y paz,

Espíritu de humildad y castidad,

Espíritu de benignidad y mansedumbre,

Espíritu de gracia multiforme,

Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios,

Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables,

Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma,

Espíritu en el cual renacemos,

Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones,

Espíritu de adopción de los hijos de Dios,

Espíritu que apareciste sobre los discípulos en forma de lenguas de fuego,

Espíritu del que los apóstoles quedaron henchidos,

Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres,

Senos propicio, Perdónanos, Señor.

Senos propicio, Escuchanos, Señor.

De todo mal, Líbranos Señor.

De todo pecado,

De las tentaciones e insidias del diablo,

De toda presunción y desesperación,

De la resistencia a la verdad conocida,

De la obstinación y de la impenitencia,

De la impureza de la mente y del cuerpo,

Del espíritu de fornicación,

De todo espíritu malo,

Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo,

Por la concepción de Jesús, hecha por tu operación,

Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán,

Por tu advenimiento sobre los discípulos,

En el día del juicio,

Nosotros, pecadores, te rogamos, óyenos.

Para que, así como vivimos por el Espíritu obremos también por el Espíritu,

Para que, recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos,

Para que, viviendo según el espíritu, no accedamos a los deseos de la carne,

Para que por el espíritu mortifiquemos las obras de la carne,

Para que no te contristemos a ti, Espíritu Santo de Dios,

Para que seamos solícitos en guardar la unidad de espíritu en el vínculo de la paz,

Para que no creamos a todo espíritu,

Para que sepamos discernir los espíritus, si son o no de Dios,

Para que renueves en nosotros el espíritu de rectitud,

Para que nos confirmes por tu espíritu soberano,

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten misericordia de nosotros.

Oremos: Te pedimos, Señor, que nos asista la fuerza del Espíritu Santo para que purifique convenientemente nuestros corazones y nos preserve de todo mal. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

AVE MARIS STELLA

Salve, estrella del mar, Madre santa de Dios y siempre Virgen, feliz puerta del cielo. Aceptando aquel «Ave» de la boca de Gabriel, afiánzanos en la paz al trocar el nombre de Eva. Desata las ataduras de los reos, da luz a quienes no ven, ahuyenta nuestros males, pide para nosotros todos los bienes. Muestra que eres nuestra Madre, que por ti acoja nuestras súplicas. Quien nació por nosotros, tomando el ser de ti. Virgen singular, dulce como ninguna, líbranos de la culpa, haznos dóciles y castos. Facilítanos una vida pura, prepáranos un camino seguro, para que viendo a Jesús,
nos podamos alegrar para siempre contigo. Alabemos a Dios Padre, glorifiquemos a Cristo soberano y al Espíritu Santo, y demos a las Tres personas un mismo honor. Amén.

Leer el Santo Evangelio según San Mateo 5, 1-12

Leer el Santo Evangelio según San Lucas 6, 24-26

 

Del tratado de la verdadera devoción. TVD 227. 213-214

227 Primera práctica. Quienes deseen abrazar esta devoción particular –no erigida aún en cofradía, aunque sería mucho de desear que lo fuera – dedicarán –como he dicho en la primera parte de esta preparación al reinado de Jesucristo– doce días, por lo menos, a vaciarse del espíritu del mundo, contrario al de Jesucristo, y tres semanas en llenarse de Jesucristo por medio de la Santísima Virgen.

213 Persuádete, hermano carísimo, de que, si eres fiel a las prácticas interiores y exteriores de esta devoción, las cuales voy a indicar más adelante, participarás de los frutos maravillosos que produce en el alma fiel.

CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO. Gracias a la luz que te comunicará el Espíritu Santo por medio de María, su querida Esposa, conocerás tu mal fondo, tu corrupción e incapacidad para todo lo bueno, si Dios no es su principio como autor de la naturaleza o de la gracia. Y, a consecuencia de este conocimiento, te despreciarás y no pensarás en ti mismo sino con horror. Te considerarás como un caracol, que todo lo mancha con su baba; como un sapo, que todo lo emponzoña con su veneno, o como una serpiente maligna, que sólo pretende engañar. En fin, la humilde María te hará partícipe de su profunda humildad, y mediante ella te despreciarás a ti mismo, no despreciarás a nadie y gustarás de ser menospreciado.

PARTICIPACIÓN EN LA FE DE MARÍA

214 La Santísima Virgen te hará partícipe de su fe. La cual fue mayor que la de todos los patriarcas, profetas, apóstoles y todos los demás santos. Ahora que reina en los cielos, no tiene ya esa fe, porque ve claramente todas las cosas en Dios por la luz de la gloria. Sin embargo, con el consentimiento del Altísimo, no la ha perdido al entrar en la gloria; la conserva para comunicarla a sus más fieles servidores en la Iglesia peregrina. Por lo mismo, cuanto más te granjees la benevolencia de esta augusta Princesa y Virgen fiel, tanto más reciamente se cimentará toda tu vida en la fe verdadera: una fe pura, que hará que no te preocupes por lo sensible y extraordinario; una fe viva y animada por la caridad, que te hará obrar siempre por el amor más puro; una fe firme e inconmovible como una roca, que te ayudará a permanecer siempre firme y constante en medio de las tempestades y tormentas; una fe penetrante y eficaz, que –como misteriosa llave maestra– te permitirá entrar en todos los misterios de Jesucristo, las postrimerías del hombre y el corazón del

mismo Dios; una fe intrépida, que te llevará a emprender y llevar a cabo, sin titubear, grandes empresas por Dios y por la salvación de las almas; finalmente, una fe que será tu antorcha encendida, tu vida divina, tu tesoro escondido de la divina sabiduría y tu arma omnipotente, de la cual te servirás para iluminar a los que viven en tinieblas y sombras de muerte, para inflamar a los tibios y necesitados del oro encendido de la caridad, para resucitar a los muertos por el pecado, para conmover y convertir –con tus palabras suaves y poderosas– los corazones de mármol y los cedros del Líbano y, finalmente, para resistir al demonio y a todos los enemigos de la salvación.

MAGNIFICAT

+ Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos. Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

Rezo del Santo Rosario correspondiente al día (Clic aquí)

Ofrecer el Santo Rosario; Rezar el Credo; Rezar los 5 misterios correspondientes al día, finalizar cada misterio con un Gloria y jaculatorias; Al finalizar el Santo Rosario rezar por las intenciones del Santo Padre, ofrecer las 3 Ave María, Gloria y la Salve por nuestra diócesis y nuestro obispo.

 Finalizar con las Letanías a la Santísima Virgen: (Clic Aquí)

 +En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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