La conclusión del Congreso en Defensa de la Vida y la Familia, realizado tanto en la diócesis de Estelí, como en la Arquidiócesis de Managua, ha sido sede para los agentes de pastoral que decididos se formaron en temas de cultura de vida y han podido ser testigos de la necesidad de unirnos y manejar con claridad estos temas de índole actual.
Siguiendo las líneas otorgadas por la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano se ha buscado promover la formación y acción de laicos competentes, animandolos a organizarse para defender la vida y la familia, desde sus parroquias, alentandolos a participar en esta lucha. (cf. DA, 469).
Es por esto que el objetivo principal del congreso fue la promoción de una cultura de vida, la promoción de una verdadera y auténtica cultura de familia, de esa esperanza de vida revelada, que no es negociada sino que otorga libertad, que como Católicos, ciudadanos y como providas se deben tener estrategias claras para poder llegar a universidades, colegios entre otros muchos lugares, al igual que en nuestras comunidades y parroquias especialmente, en donde se da la plantación de la semilla de la fe que es regada en la familia como brotes de valores necesarios en estos tiempos.
El principal reto, es despertar dentro de la realidad histórica e ideológicas de nuestra sociedad una nueva cultura de valores morales orientados hacia nuestro creador. El primer paso es dejarse amar por Dios, para poder salir a su encuentro en medio de las periferias, esas periferias que también son esos hermanos que viven contrarios al pensar provida y que más bien fomentar la división, el aborto y una falsa libertad.
Para esto es necesaria una «renovación de la cultura de la vida dentro de las comunidades cristianas. Muy a menudo los creyentes, incluso quienes participan activamente en la vida eclesial, caen en una especie de separación entre la fe cristiana y sus exigencias éticas con respecto a la vida, llegando así al subjetivismo moral y a ciertos comportamientos inaceptables» (EV, 95), que son necesarios como punto de partidad a tomar en cuenta para la promoción eficaz de la vida en medio de la cotidianidad.
La unión de esfuerzos entre el Instituto Internacional Juntos por la Vida (JUVID), la Universidad Católica del Trópico Seco (UCATSE), la Universidad Juan Pablo II, Casa de Vida, más todos los agentes pastorales que fueron parte de estos congreso hacemos un pueblo de vida, un pueblo para la vida, que al establecer lazos en común, no se busca confrontar un pensamiento, sino aún más importante, instaurar una cultura llena de valores cristianos y morales que hagan de nuestro pueblo, una nación fecunda en la valoración de la vida desde su concepción hasta la muerte natural en todos los sentidos y realidades.
La dirección y acompañamiento de nuestros obispos en medio de tanta secularización es parte fundamental (que visiblemente a sido notorio en la realización de este congreso promovido también por ellos), para luchar por buscar esta anhelada civilización del amor. Los sacerdotes, religiosas, los representantes diocesanos enviados por sus obispos, los movimientos providas y fieles interesados en los temas, hizo resurgir en algún momento en todos una pregunta: ¿Que hacemos por defender la vida en nuestro país en medio de su realidad y especialmente en mi entorno? una pregunta que hizo suscitar una movilización en dirección a las particulares necesidades formativas dirigidas cada cual a su parroquia y que cada cual deberá responder según sus disposiciones y compromisos particulares.
Sin embargo, en medio de esta construcción de una cultura de vida, como continuación de este congreso, se iniciaran «Módulos providas» todos los sábados desde el 05 de Octubre al 30 de Noviembre en el Salón de Conferencia de Casa de Vida, cada módulo dura 2 hrs, con el objetivo de continuar con una formación que aporte a cada cristiano la verdad que se debe tener con respecto a los sucesos que se viven actualmente en nuestra sociedad desde una formación humana, social y espiritual, esto como preparación para un mayor servicio en el 2020 en las parroquias.
Es necesario que nuestro celo evangelizador brote de una verdadera santidad de vida y que, como nos lo sugiere el Concilio Vaticano II, la predicación alimentada con la oración y sobre todo con el amor a la Eucaristía, redunde en mayor santidad y desde este norte que es Jesús Sacramentado, toda los servicios vayan desde El y hacia El en el amor (Cf. EN, 76) es por ello que estos módulos tendrán siempre al finalizar un tiempo de adoración eucarística para que no solo desde la palabra sino también desde la oración contribuyamos a la instauración del Reinado de Nuestro Señor y asi Nicaragua será luz de las naciones.
Sem. Arnold Gonzalez
Misionero Casa de Vida